El olivar no deja de crecer en Andalucía

Hablar de olivo es hablar del mar Mediterráneo, en cuyas riberas se concentran la mayor parte de los países donde se cultiva este milenario árbol. Un árbol que ha estado ligado históricamente a las distintas civilizaciones que han dado origen a la sociedad occidental tal y como la conocemos hoy en día. Hablar de olivo es hablar también de su fruto, la aceituna, y por extensión de su producto derivado más importante, el aceite de oliva. Y hablar de olivo, hablar de aceituna y hablar de aceite de oliva es hablar de Andalucía.

España es la mayor potencia en olivicultura del planeta y Andalucía lo es dentro de España, con una superficie total de olivar de 1.673.071 hectáreas en 2021, según los últimos datos de la Encuesta Sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La superficie del olivar andaluz representa el 60,4% del total nacional, que en 2021 se situó en las 2.779.424 ha.

En el conjunto nacional, el sector del aceite de oliva es un pilar fundamental dentro del sistema agroalimentario español. España es líder mundial en superficie, producción, y comercio exterior gracias a la tradición olivarera de nuestro país y a una industria tecnológicamente avanzada y profesional capaz de producir aceites de gran calidad. La producción española de aceite de oliva supone el 70% de la producción de la UE y el 45% de la mundial.

El sector no solo tiene una indiscutible importancia económica, sino también una gran repercusión social, ambiental y territorial. Más de 350.000 agricultores se dedican al cultivo del olivar, un sector que mantiene unos 15.000 empleos en la industria y que genera más de 32 millones de jornales por campaña.

Asimismo, los procesos de transformación y distribución de sus producciones, incluidos sus subproductos, constituyen la principal actividad de numerosos municipios y una industria asociada que vertebra y cohesiona, en muchos casos, el medio rural donde se asienta, apoyándose en un fuerte movimiento cooperativo de base.

 

Crecimiento constante

El olivo en Andalucía supone el 26% de la producción agraria, siendo el segundo sector agrícola a nivel económico. Es el que más empleo genera, con el 32% de mano de obra agraria. Aceite de oliva y aceituna de mesa representan ya el 3% del PIB total de Andalucía, y esta importancia económica se refleja también en el progresivo incremento de las plantaciones de olivar en la región andaluza. Según datos del ESYRCE, desde 2011 se han plantado en Andalucía 120.338 nuevas hectáreas de olivar, lo que supone un incremento del 7,75% en términos porcentuales.

La mayor parte de los olivos andaluces corresponden a aceituna de almazara, es decir, la destinada a la producción de aceite de oliva, con 1.505.114 hectáreas según los últimos datos. Desde 2011 esta superficie se ha incrementado en un 4,59%. La superficie de olivos para aceituna de mesa se sitúa en las 54.906 ha en 2021 (-9,66% desde el año 2011) y la de aceituna de doble aptitud se sitúa en las 113.051 ha. Este tipo de variedades son las que más han visto incrementada su superficie de producción porcentualmente, con 60.188 nuevas hectáreas desde 2011 y un incremento del 113,9%.

 

 

Además, destaca la importancia del olivar de reciente plantación. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en Andalucía existen 20.138 hectáreas de plantación de olivo de primer año, un dato que representa el 62,5% de este tipo de plantaciones en toda España, que alcanzaron las 32.230 ha en 2020. Algo similar ocurre con las plantaciones jóvenes, de las que en Andalucía existen 114.509 hectáreas, es decir, el 62,38% del total nacional.

 

Auge del olivar superintensivo

El olivar superintensivo está experimentando en los últimos años un gran auge y desarrollo gracias a las posibilidades de mecanización que ofrece y a su rápida entrada en producción. En este tipo de plantaciones, desde la poda a la recolección se pueden llevar a cabo de forma mecánica, con los importantes ahorros de costes que esto supone.

España concentra el 50% de las hectáreas mundiales de olivo superintensivo, un tipo de plantación que permite densidades cada vez más altas, llegando hasta los 3.000 árboles por hectárea gracias a la aparición de nuevas variedades de olivos. Actualmente los marcos de plantación más recomendados se encuentran en 2,5 a 4 metros entre líneas y 1,25 a 1,5 metros entre árboles.

Si se establece en régimen de regadío, es fundamental realizar un estudio de las necesidades hídricas del cultivo y del uso del agua para mantener el olivo en unas condiciones idóneas. Por otro lado, en secano, es una alternativa real al cereal, con la única limitación de las pluviometrías mínimas, de 400 mm anuales. Se trata de un cultivo sostenible y rentable que está ganando cada vez más aceptación.

En cuanto a su distribución provincial, Sevilla acapara la mayor parte de el olivar moderno de alta densidad mecanizable, con el 55% de la superficie olivarera. En concreto, en todo el valle del Guadalquivir, es decir, las provincias de Sevilla y Córdoba, todo el crecimiento de nuevas plantaciones de olivos se produce por la puesta en producción de olivares mecanizables en aquellas tierras en las que antes se producían otro tipo de cultivos, como pueden ser cereales o girasol.

Según la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), el olivar superintensivo ocupa en España más de 79.500 hectáreas, lo que supone un 3% del olivar en nuestro país. Además, hay un 49% de olivar que es mecanizable y un 22% del olivar tradicional que no es mecanizable.

El crecimiento del olivar superintensivo no ha estado exento de cierta polémica, con críticas por parte de sectores ecologistas, asociaciones de trabajadores e incluso pequeños productores olivareros. Sin embargo, las más de tres décadas de experiencia en este tipo de cultivo, han demostrado su rendimiento y la calidad de sus aceites.

 

Una gama adaptada

Como se ha visto, la plantación de olivar mecanizado es una realidad y una alternativa clara a otro tipo de cultivos. Para dar respuesta a las necesidades de mecanización, Landini cuenta con una extensa gama de tractores capaces de llevar a cabo todo tipo de labores. Entre los modelos disponibles cabe destacar el Landini REX4 GT con cabina, que ofrece las máximas prestaciones en este tipo de tractores.

La máxima tracción en el trabajo entre hileras está garantizada por el eje delantero suspendido. Además, su capacidad de carga garantiza el máximo rendimiento con aperos delanteros, como podadoras o recortasetos. Estos aperos se pueden instalar directamente en el soporte del lastre o el en elevador delantero, completamente integrado en la carrocería. Además, pueden disponer de TdF delantera. A todo ello hay que sumar que el bastidor está diseñado específicamente para aplicaciones ventrales.

Las largas jornadas de trabajo son más llevaderas gracias al confort de la cabina del REX4 GT. Se trata de una cabina suspendida para absorber los impactos del trabajo diario, mientras que su plataforma plana permite mayor comodidad a la hora de acceder y salir del puesto de conducción, al tiempo que ofrece mayor descanso para las piernas. En su interior, una cuidada distribución de los controles aseguran un trabajo ergonómico y una gran facilidad de uso.

La versatilidad de los modelos REX4 GT viene acompañada de una gran potencia hidráulica, gracias al circuito de centro abierto, dotado de una bomba de 30 litros por minuto para la dirección, lo que garantiza una mayor facilidad de maniobra incluso mientras se efectúan los trabajos, y de una bomba de 58 litros por minuto para la gestión de los servicios. También está disponible una tercera bomba en combinación con la bomba de servicios, lo que permite un caudal de 55 litros por minuto con solo 1500 rpm. Al equipamiento básico pueden añadirse distribuidores opcionales, para un total de 4 traseros y 3 ventrales, y también dispone de una configuración completamente electrohidráulica.

Todo ello propulsado por modernos motores Deutz que ofrecen potencias que van desde los 75 a los 112 CV y cumplen con la fase de emisiones Stage V, gracias al innovador sistema compuesto por un filtro de partículas diésel (DPF) con regeneración pasiva, catalizador de oxidación diésel DOC y sistema SCR EAT – System.

*El REX 4-120 GT Robo-Shift es finalista del premio Tractor of the Year en la categoría de Mejor Especializado.

 

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